“primer día de clase”,se plantean los sentimientos que se Viven en el primer dia de clase de un maestro, como: la inseguridad, los nervios, el entusiasmo, el miedo, sentimiento que nunca nos va a abandonar, un miedo que debemos educar y enfrentarlo para ser superado; además, es algo que debemos comunicarlo, pues el miedo es algo natural que nos hace humanos y al querer demostrar lo contrario nos hace ver más débiles; también se planteo lo conveniente que era hacer lectura de la clase, haciendo fichas diarias donde se evidencie las experiencias formativas.
¿en qué medida el miedo que siente el educador en sus primeras experiencias docente, contribuye al progreso o al fracaso de su práctica?.El miedo es importante, pues este nos ayuda a mejorar, a no fracasar; ¿cuál sería el consejo que Freire le quiere dar al maestro joven? ninguno esta exonerado de sentir miedo ese primer día de clase y la invitación que nos hacen es a afrontarlo, a no tratar de fingirlo y por supuesto a no a abandonar la lectura de la clase, pues el maestro así es como construye su conocimiento.
QUINTA CA~TA
Ahora me gustaría entregarrne, no con espontaneísmo pero sí con espontaneidad, a una serie de problemas con los que de vez en cuando se enfrenta la maestra, no sólo la inexperta sino también la experimentada, y a los que tiene que dar respuesta. No es que al escribir esta carta pase por mi ánimo tener yo la respuesta a los problemas o dificultades que iré señalando. Pero por otro lado, que tampoco crea no tener una sugerencia útil para dar, resultado de mi experiencia y de mi conocimiento sistematizado. Si al escribir, no sólo esta carta sino el libro mismo, me asaltara la idea de que poseo la verdad completa sobre los diferentes tópicos discutidos, estaría traicionando mi comprensión del proceso de conocimiento como proceso social e inconcluso, como devenir. Por otro lado, si creyese no tener nada que contribuir a la formación de quien se prepara para asumirse como maestro y de quien ya está insertado en la práctica doceni.c, no debería haber escrito el libro, por inútil.
No poseo la verdad --este libro contiene verdades y mi sueño es que ellas, provocando o desafiando las posiciones asumidas por sus l¿ctores, los comprometan en un diálogo crítico que tenga como campo de referencia su práctica, así como su comprensión de la teoría que la fundamenta y los análisis que hago' aquí. Jamás he escrito hasta hoy ningún libro con la intención de que su contenido fuese deglutido por sus posibles lectores y lectoras. Es por eso por lo que en una de las cartas he insistido tanto en el
indeclinable papel del lector en la producción de !a inteli-
gencia del texto. ,
Hay algo más que me gustaría aclarar: en el trayecto que recorreré sobre los temas a tratar, en las idas y venidas en que los voy tomando, deberé retomar a algunos de los temas ya referidos anteriormente. Me esforlaré para que esto resulte esclarecedor en lugar de redundante.
Comenzaré por exponer la situación de quien, por primera vez, se expone por entero a los alumnos.
Difícil,mente estará este primer día libre de inseguridades, de timidez o inhibiciones, principalmente si la maestra o el maestro más que pensarse inseguro se encuentra realmente inseguro, y se siente alcanzado por el miedo de no ser capaz de conducir los trabajos ni de sortear las dificultades. En el fondo, de repente, la situación concreta que ella o él enfrentan en el salón de clase no tiene casi nada que ver con los discurs.os teóricos que se acostumbraron a escuchar. En ocasiones incluso existe alguna relación entre lo que escucharon y estudiaron, pero los asalta una incertidumbre demasiado grande que los deja aturdidos y confusos. No saben cómo decidir.
De hecho, el miedo es un derecho más al que corres-' ponde el deber de educar, de asumido para superarlo.; . Asumir el miedo es no huir de él, es analizar su razón de ser, es medir la relación entre lo que lo causa y nuestra capacidad de respuesta. Asurrür el miedo es no esconderlo, solamente así podremos vencerlo.
A lo largo de mi vida nunca he perdido nada por exponerme a mí mismo y a mis sentimientos, evidente~. mente dentro de ciertos límites. En una situación como ésta, creo que en lugar de la expresión de una falsa seguridad, en lugar de un discurso que de tan disimulador revela nuestra debilidad, lo mejor es enfrentar nuestro sentimiento. Lo mejor es decirle a los educando~lo que
estamos sintiendo en una demostración de que somos humanos y limitados. Es hablarles sobre el propio derecho al miedo, que no puede ser negado a la figura del educador o de la educadora. Así como el educando, ellos tienen derecho de tener miedo. El educador no es un ser invulne-
" . "
rabIe. Es tan gente, tan sentimiento y emoción como el "
educando. Frente al miedo, lo que lo contraindica para ser educador es la incapacidad de luchar para sobreponerse al miedo, y no el hecho de sentirlo o no. El miedo de cómo se va a salir adelante en su primer día de clase, muchas veces frente a alumnos ya experimentados que adivinan la" inseguridad"'del maestrónovato, es por demás natural.
Hablando de sU miedo, de su inseguridad, el educador por un lado va haciendo una especie de catarsis inf?ispen-
" sable para elcontrol del miedo, y por el otro se va g~ando la cohfianza de los educandos. En vez de tratar de esconder el miedo con disfraces autoritarios fácilmente reconocibles por los educandos, el maestro lo manifestó con humildad. Hablando de su sentimiento se reveló y se mostró como ser humano. Testificó también su deseo de aprender con los educandos. Es evidente que esta postura necesaria de la educadora Jrente a los educandos y en func'ón de su miedo requiere de. ella la :tJaz" que le otorga la umildad. Pero también requiere una profunda confianza -no ingenua sino crítica- en los otros y una opción, v" . da cohe-
" rentemente, por la democracia. Una educa e itista,
autoritaria, de esas para quienes la demacra iesenta síntomas de deteriorarse cuando las clases o mienzan a llenar las calles con sus protestas,' ás enter1::
" derá la humildad de asuffili "el" miedo,'a" n'o ser como una cobardía. En realidad, el hecho de asumir el m "edo es el comienzo del proceso para transformarlo en valen ía.
Otro aspecto fundamental relacionado con las primeras experiencias docentes de las jóvenes maestras, es la de que
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